Por medio del Decreto Ley 21.680/56 se crea el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). El organismo nació con la finalidad de “impulsar, vigorizar y coordinar el desarrollo de la investigación y extensión agropecuaria y acelerar, con los beneficios de estas funciones fundamentales, la tecnificación y el mejoramiento de la empresa agraria y de la vida rural”.
En la actualidad, y luego de distintas modificaciones en la Ley de Ministerios, su dependencia es bajo la órbita del Ministerio de Agroindustria de la Nación.
Durante los primeros años la investigación se organizó agrupando el trabajo por producto o por disciplina. La extensión y la transferencia de tecnología, a su vez, determinaron la necesidad de instalar Unidades de Extensión Rural distribuidas en todo el territorio nacional para atender las necesidades de los productores del sector.