El cierre de la Facultad, la parte más triste de nuestra historia
Hasta marzo de 1977, nuestra casa de estudios gozaba de buen prestigio y luz propia, ya habían egresado de la facultad 69 ingenieros. Luego, una serie de acontecimientos derivó en lo que sería el período más oscuro de nuestra historia: El cierre de las carreras y de nuestra querida facultad.
Este hecho nefasto y casi devastador, se selló a través de un convenio firmado entre la provincia de Mendoza y la Universidad Nacional de Cuyo (ratificado por Ley Provincial Nº 4189/77 y Decreto Nº 1294/77 del Poder Ejecutivo Nacional), así nuestra institución, a partir de entonces se denominaría Ex-Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria. Por aquel entonces, el decano era el ingeniero Juan Rogelio Nevrezé, quien había asumido en 1975.
Mediante dicho convenio, la facultad que fuera pionera en el país y en Sudamérica en el dictado de la carrera Ingeniería en Industrias de la Alimentación e Ingeniería en Petroquímica y Mineralurgia, pasó a ser una simple delegación del Rectorado de la UNCuyo.
Luego del cierre de las carreras de ingeniería se inició el dictado de la carrera de Bromatología, de tres años, que ya funcionaba en la Facultad de Ciencias Agrarias.
La conducción de la ex-facultad quedó a cargo de un delegado designado por el rectorado, Lic. en Enología e Industrias Frutihortícolas Ángel Misino, (quien entre sus acciones estuvo a cargo del traslado de la Facultad a la Planta Piloto Pascual Iaccarini donde se hicieron aulas, laboratorios y otras dependencias como oficinas para Administración y Ejecutivas) asistido por un cuerpo asesor. En cumplimiento del convenio, la UNCuyo tomó a cargo la conducción académica de las dos carreras de ingeniería hasta su término; se cerró la matrícula y se continuó prestando el servicio educativo a los alumnos inscriptos hasta el año 1976 inclusive, para que finalizaran sus estudios. La provincia siguió pagando los sueldos de los docentes y personal administrativo. No se asignó presupuesto alguno para gastos de funcionamiento.
De esta forma, por decreto 1562, el interventor militar de Mendoza, Brigadier Mayor Jorge Sixto Fernández, (por la Junta de Comandantes en Jefe a cargo del llamado “Proceso de Reorganización Nacional”, régimen militar que atravesó la Argentina entre 1976 y 1983) dio por finalizadas las actividades docentes de la FCAI, a partir del primero de abril de 1977.
En tanto, el 14 de Diciembre de ese mismo año, en el Boletín Oficial se publicó el Decreto 3033 del 23 de septiembre por el cual quedaron cesantes los 59 docentes que trabajaban en la facultad.
Los argumentos del cierre de las carreras fueron tan ilógicos e infames como la época misma: Falta de nivel académico.
De este modo, San Rafael perdía por aquel entonces su valiosa institución universitaria por más de siete años, un hecho irreparable para la educación del sur provincial.
La reapertura
Jamás la noche es eterna. Siempre, después de la tormenta asoma el sol.
Así con los destellos dorados de la democracia, nació en nuestra comunidad la esperanza de cambiar la situación, de restablecer algo de lo perdido. (Destacado 2). Bajo la conducción del doctor Isidoro Busquets, rector normalizador de la UNCuyo, nuestros esfuerzos tuvieron respuestas favorables. En ese tiempo, desde 1984 hasta 1988, luego de la gestión de Ángel Misino, la delegación estuvo a cargo de la ingeniera Fanny Luz Baca.
Tras arduas gestiones de la comunidad educativa de la institución y con el apoyo de la población sanrafaelina, el Consejo Superior Provisorio de la Universidad Nacional de Cuyo, el 27 de diciembre de 1984, mediante las Ordenanzas Nº 72 y Nº 73, creó nuevamente las carreras, ahora bajo la dependencia del rectorado y con el compromiso de actualizar los planes de estudio.
La extraña denominación de ex-facultad, se cambió a Delegación Rectoral y a Delegación Universitaria de Ciencias Aplicadas a la Industria, D.U.C.A.I.
Finalmente, las propuestas de modificación de los planes de estudio fueron aprobadas por el Consejo Superior mediante las Ordenanzas Nº 8 y Nº 9 del 21 de abril de 1986.
Desde entonces hasta diciembre de 1993, se trabajó en la revisión de planes de estudio de todas las carreras, no sólo para acortar el tiempo de cursado de las ingenierías, sino también analizando los contenidos, y adecuándolos para la correcta formación de los alumnos en función de los objetivos de las carreras y los perfiles profesionales delineados.
Desde 1988 a 1992 fue delegado el ingeniero Federico Raúl Olmedo, a quien sucedió el ingeniero Ernesto Muñoz Puntes hasta 1994.