La Antártida Argentina integra una vasta área que ocupa el casquete polar austral y en la que prevalecen condiciones ambientales particulares, muy distintas a las de América del Sur. Los glaciares milenarios que se mezclan con el azul infinito de sus mares de aguas gélidas, tienen una influencia muy marcada en la presencia y en las actividades del hombre.
La historia de la permanencia argentina en la región comienza en el año 1904 cuando nuestro país tomaba posesión de un observatorio meteorológico y magnético en la isla Laurie de las Orcadas del Sur y, a partir de esa fecha, se constituyó como la instalación más antigua radicada en la Antártida. La presencia argentina en el área incluye el mismo Polo Sur, alcanzado en varias oportunidades por aviones de la Armada y de la Fuerza Aérea o por las expediciones terrestres del Ejército. En el año 1957 la Antártida pasa a incluirse nominalmente dentro del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, dos años antes de la firma del Tratado Antártico. Posteriormente, en 1990, el mencionado Territorio Nacional fue declarado provincia. Esto significó una importante acción del Estado en cuanto al reclamo de soberanía.
La Antártida Argentina integra una vasta área que ocupa el casquete polar austral y en la que prevalecen condiciones ambientales particulares, muy distintas a las de América del Sur.