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Cecilia Flores, nueva doctora en Alimentos, Orientación Ingeniería

La flamante doctora en Alimentos, se desempeña como docente de nuestra casa de estudios en las cátedras de Enoquímica I y Enoquímica II, correspondientes a la Tecnicatura Universitaria en Enología y Viticultura; y en Análisis de los Alimentos, de la Ingeniería en Industrias de la Alimentación. Mediante la siguiente entrevista, los invitamos a conocer más sobre su especialización y su labor dentro de la FCAI.

imagen Cecilia Flores, nueva doctora en Alimentos, Orientación Ingeniería

De izquierda a derecha: Dra. María Alicia Judis, Dr. Oscar Garro, Dra. Ing. Cecilia Flores, Dra. Sonia Sgroppo, Dra. Silvia Rodriguez y Dra. Ing. Alicia Ordóñez de Yapur

Cecilia realizó un doctorado en Alimentos, Orientación Ingeniería, el cual comenzó siendo parte del programa de investigación de la Dra. Ing. Alicia Ordóñez de Yapur, decana de nuestra Facultad y directora de tesis de Cecilia, que estuvo inscripta en la Universidad Nacional del Chaco Austral, de donde proviene su codirectora, la Dra. María Alicia Judis.

¿Cómo decidiste comenzar el doctorado?

Yo comienzo este doctorado porque era uno de los únicos en alimentos en Argentina acreditados por CONEAU. Lo empiezo a hacer estando en el proyecto de investigación de Alicia Ordóñez, donde se gana un programa de investigación que es dirigido por ella y dentro de él estaba la posibilidad de obtener una beca de doctorado. Dentro de él había que hacer una serie de cursos intensivos y el trabajo de tesis. Esa serie de cursos también me ha dado la posibilidad de recorrer la Argentina: Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco, Córdoba, Buenos Aires.

¿En qué se basó tu tesis?

El trabajo de tesis, llamado “Estabilidad del carotenoide licopeno en conservas de tomate”, se eligió en función de la línea de investigación del programa. A través de ella estudié el licopeno, un antioxidante que tiene el tomate que ha ganado mucha importancia por sus propiedades. Primero se realizó un muestreo en variedades de tomate para industria, siempre pensando en algo que se pueda aplicar. 

Por este motivo, vimos tres variedades de tomate para industria de la zona, recomendadas por el INTA, que nos favoreció a hacer el muestro y nos recomendó las variedades que se podían utilizar. De esta manera, se le hizo un seguimiento al licopeno para ver cómo evolucionaba en el tiempo y las diferentes etapas de maduración, con el objetivo de construir un modelo predictivo.

Después se estudió una línea específica, tomate pelado perita entero, el tarro de tomate común, donde se realizaron los distintos procesos térmicos desde que el tomate entra como materia prima hasta que sale como producto terminado, donde el calor podría estar afectando el antioxidante. A través de esto se observó que no había ninguna alteración, sino que  por el contrario, cuantificábamos más, debido a que lejos de pensar que en el producto industrializado se pierde el licopeno, se aumenta. Eso fue algo bueno, ya que siempre se piensa que si consumís algo industrializado tiene menos nutrientes o vitaminas.

Esta transferencia fue destacada por el jurado durante la presentación, ya que se trata de algo que puede ayudar al agricultor, a quien está a cargo de la línea producción en la industria, o al propio consumidor.

¿Qué es lo que más destacás de este proceso de aprendizaje?

Poder hacer este doctorado es algo que te abre la cabeza, hacés un cambio importante como docente que te sirve mucho en tu trabajo. Cuando uno puede recorrer distintas provincias y hacer los cursos, donde ves a otros profesores con sus metodologías y formas, aprendés a buscar información que te sirva para las cátedras, ya que las mismas fuentes que buscabas para hacer el doctorado, ahora las podés utilizar con los alumnos. Te muestra otro panorama de alto nivel, te deja un bagaje y una serie de herramientas que después la podés utilizar en la vida profesional. 

 

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