Si bien la modalidad oral comparte con la escritura sus funciones sociales, la función básica y fundamental del discurso oral, consiste en posibilitar las relaciones con los otros.
La competencia de la expresión oral y la capacidad para comunicar son vitales para el éxito de cualquier emprendimiento y para el logro de objetivos tanto en los procesos de formación académica como en los desempeños profesionales y laborales. Entrevistas, enseñanzas, conferencias, debates, exámenes orales, presentación y defensa de proyectos, reuniones de equipos de trabajo, son sólo algunos de los contextos donde inexorablemente se necesitará de las estrategias y potencialidades de la oratoria moderna.
Son muchas las personas que padecen del “temor oratorio” o “pánico escénico”. Ese miedo de hablar en público los bloquea en la comunicación participativa y les impide hablar cuando tienen algo sustancioso que decir. Asimismo, a pesar de su recorrido académico y consecuente titulación, como así también con alto rendimiento en producciones técnicas, presentan dificultades en la interacción comunicacional laboral no han adquirido las capacidades completas que hacen a la competencia comunicativa (leer, escribir, escuchar, hablar).
En este contexto, están además aquellos que no recibieron estímulos lingüísticos suficientes y han crecido con matrices de silencio y falta de diálogo. Se inhiben fácilmente y se auto silencian por sus propias limitaciones en las capacidades orales. Las nuevas generaciones de jóvenes provienen de una tradición escolar (primaria y secundaria) de los últimos veinte años caracterizadas por la disminución significativa de prácticas de oralidad en el proceso de enseñanza y de aprendizaje.
En los contextos actuales, cualesquiera sean, sobreabundan los mensajes y las informaciones que llegan en una multiplicidad de soportes. Sin embargo, la comunicación entre las personas y/o grupos de personas no fluye al ritmo y con la profundidad esperable en un mundo tan lleno de información. En la adquisición de la competencia comunicativa, las capacidades propias de la oralidad se manifiestan muy debilitadas y cada vez son más las personas que requieren el dinámico, apropiado y a la vez correcto uso de la oralidad en el ejercicio y en el desarrollo de sus actividades educativas, intelectuales, profesionales y sociales.
Asimismo, las actuales características, talentos y capacidades de los profesionales del futuro ponen el acento en habilidades tanto innatas como formales, que se ponen en juego en la interacción social y laboral. La web ha cambiado el paradigma de la comunicación: un gran motor de la invención tecnológica y científica ha sido el incremento histórico en conectividad y la habilidad de las personas para intercambiar sus ideas con las de los otros, combinarlas y transformarlas en algo nuevo. La sinergia en los grupos de trabajo surge a partir de una comunicabilidad ágil, clara y contundente: no sólo saber y pensar, sino poder expresar lo que se sabe y se piensa.
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